Por iniciativa de Inta (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y los productores cada vez más desechos pecuarios tienen el tratamiento adecuado y generan subproductos.
“Realmente es una tendencia de lo que pasó en los últimos 20 años en Argentina. Los rodeos fueron creciendo en escala e intensificando y la consecuencia de esto es que hay una mayor concentración de residuos pecuarios, pero recuperables y esta palabra es fundamental” aseguró Nicolás Sosa especialista del Inta Manfredi, “porque es lo que le da valor a la temática que nosotros podemos recuperar los nutrientes que contienen estas excretas y lograr un beneficio para la agricultura, es decir, nosotros tenemos hoy en día una muy baja tasa de reposición de nutrientes en suelos agrícolas que está cerca del 50% entonces, si tenemos en cuenta que hay un alto porcentaje de nutrientes excretados a través de las heces y orina lógicamente tenemos que ver a los residuos como un potencial fertilizante, una enmienda orgánica de muy alta calidad, dado que mejoran las condiciones físicas, químicas y biológicas de los suelos, entonces lo tenemos que ver no como un problema, sino como una solución o un aporte a nuestro sistema productivo, pensando en una economía circular o en una economía 360, dado que tenemos que ser conscientes. Así lo demanda la sociedad de que hay que ser sustentables y las formas de ser sustentables desde el punto de vista agrícola ganadero es integrar las producciones y que los residuos de una producción pasan a ser un recurso para la otra producción”.
“Desde el INTA estamos encarando más de 70 líneas de trabajo respecto a esta temática a lo largo y ancho del país, obviamente, adaptada a cada escala productiva, pero hay un avance muy importante” expresó el ingeniero Nicolas Sosa.
DIANÓSTICO PARA USO DE EFLUENTES
“Lo que vemos a nivel de región pampeana está muy asociado también a las producciones que se genera en la zona y está ligado fundamentalmente al feedlot, tambo, producción de cerdo, avícola, más en Entre Ríos y provincia de Buenos Aires, pero los residuos de las cuatro producciones se están utilizando y lo que decimos es que tiene que haber una guía de buenas prácticas en cada establecimiento que le dé un norte a cada productor de cómo tiene que hacer las cosas.
Tenemos que hacer un diagnóstico que contemple el análisis del suelo y del agua disponible a la siembra, tener en cuenta el análisis de efluente para conocer el contenido nutricional del efluente que vamos a estar aplicando, qué rotación de cultivo estamos llevando adelante en nuestro establecimiento, conocer la historia agrícola, y en base a eso, lógicamente, de acuerdo a la enmienda orgánica que nosotros vayamos a aplicar conocer qué tipo de subproductos vamos a aplicar, la dosis, la forma y el momento de aplicación, ya que esto es importantísimo en el momento de aplicación. No podemos aplicar un efluente de cerdo cuatro meses antes de la siembra del cultivo, porque al momento de la siembra, gran parte del nitrógeno que aplicamos se habrá volatilizado, entonces tenemos que tratar de acoplar lo que es el momento de aplicación con las fechas de siembra, es decir, que sea sincrónico esta aplicación del efluente respecto al momento de siembra para aprovechar al máximo los nutrientes que estamos aportando con la enmienda orgánica” comentó el ingeniero sobre una serie de pautas o recomendaciones que indican desde el INTA a los productores tener en cuenta para lograr una práctica sustentable y amigable con el medio ambiente.
“Siempre hay que identificar qué tipo de efluente de residuo estamos generando en la producción que estemos trabajando y por eso siempre recomiendo caracterizar el material para justamente conocer cuántos nutrientes me va a aportar y en base a la oferta de nutrientes del suelo y el cultivo a sembrar ya que cada cultivo tiene una demanda de nutrientes diferentes, ajustar la dosis que voy a estar aplicando, es decir, si yo voy a incorporar 100 kg de urea, tendría que hacer el análisis del efluente, conocer el valor que aporte el efluente en nitrógeno para ajustarlo. Como cada material es muy diferente, hay que analizarlo para conocerlo y luego dosificar en base a ese análisis que nosotros estamos haciendo de este material” explicó Sosa.
El ingeniero se refirió a la diferencia que se puede presentar con respecto al impacto de la latitud: “desde el punto de vista del tiempo de estabilización hay una normativa que regula en las provincias este tema. Hay una comisión que hace más de un año está trabajando en la regularización de la aplicación de efluentes de tambos en la provincia de Santa Fe, pero para Córdoba y Buenos Aires se pide un tiempo de estabilización de lagunas de 120 días para efluentes porcinos y efluentes de tambo y para lo que tiene que ver con residuos sólidos se pide un compostaje rápido previo a su aplicación y lógicamente va a haber una diferencia muy grande si aplico un efluente porcino en Balcarce o en Santiago del Estero porque las temperaturas son muy diferentes y la volatilización de nitrógeno va a ser mucho más alta en el norte del país que en el sur”.
Finalmente, Sosa puntualizó sobre la posibilidad de pensar en incorporar al suelo los efluentes y utilizar maquinaria que lo permita e indicó que hace 15 años vienen trabajando para que el productor deje de ver esto como un problema sino como un aporte de nutrientes al sistema productivo: “hace bastante que venimos trabajando en este tema y todavía vemos productores que no lo están utilizando. Es fundamental incorporar este producto para reducir las pérdidas por volatilización y también para reducir la emisión de olores”.
LA EXPERIENCIA REGIONAL
El productor de Chañar Ladeado Gabriel Nicolino se refirió a la principal limitante que se le puede presentar a alguien que quiere hacer un biodigestor para el manejo de efluentes y generación de energía: algo que me parece que a lo mejor en Europa hace años que está y acá nos falta es gente que se dedique a eso, presencia del Estado, mejoras en forma de créditos, gente como el INTA que pueda desarrollarlo en gran escala y en baja escala, es algo nuevo y que no está muy desarrollado; no es algo que cualquier productor lo pueda llevar adelante solo. Yo no lo hubiera podido llevar adelante sin el INTA y sin el ingeniero ambiental Ignacio Huerga y agregó que falta que la gente también lo conozca y de parte de ellos dar esa ayuda o facilidad para elegir la energía renovable y el tratamiento de efluentes ya que tarde o temprano esto va a ser algo obligatorio”.
En cuanto a cómo fue la experiencia de la construcción del biodigestor Nicolino contó que lo comenzaron a hacer todo bastante a pulmón, investigando, preguntando a distintos asesores y copiando de otros biodigestores y haciéndolo de la escala de su granja, hay muchas cosas que queríamos distintas y otras cosas que nos sirvió un montón de aprendizaje, porque esto hace ya tres años que venimos con esto explicó el productor sobre este proceso donde también tuvieron que buscar a quien construya la laguna y le ponga la cobertura, otro que ponga el motor, otros que busquen la separación líquido de sólido y que por ahí en plantas grandes es llave en mano.
En la actualidad y con la satisfacción de que todo está funcionando el productor cuenta que experiencia tiene ahora con la reutilización, en la generación de energía y cómo se ha estructurado el circuito para que funcione correctamente: “Los resultados se ven, nosotros fuimos haciéndolo por etapa, la idea primaria era armar el biodigestor, después ver que realmente genere biogás, está super probado que en ese sentido no falla, tuvimos una generación importante de biogás. Después la otra parte era poder inyectarla a la granja, así que nos asesoramos y compramos un motor para biogás que no es lo mismo que a gas como un vehículo. Después de tener el motor nos asesoramos como tener una buena calidad de gas. Creo que hoy nos falta todavía un poco de manejo, pero venimos haciéndolo marchar un par de horas a la semana y entregando 30 o 31 amperes a la granja” detalló Nicolino.
Con respecto a los efluentes indicó que ellos tenían un problema grande con esto porque manejaban un efluente espeso, con olor, se hacía una costra y hoy ya consideran que están cerrando el ciclo, es decir para el sólido, sacarle el biogás, en donde desde el biogás sale un efluente neutro, sin olor, estabilizado para luego ir a la laguna y allí contratan una empresa que lo usan como biofertilizantes en los campos para la agricultura.