En nuestra zona ya se trabaja en la construcción de terrazas para contener algunos problemas de erosión de suelos.
En conmemoración al día mundial del suelo (5 de diciembre) el asesor técnico, Ricardo Pozzi comentó cómo surge la idea y la necesidad de empezar a trabajar en esta sistematización en un establecimiento rural de Maggiolo, “en los últimos años de exceso hídrico estábamos viendo que en nuestra región departamentos como General López, con un relieve muy especial de lomas, medias lomas y bajos, con algunas lomas muy pronunciadas en algunos sectores y con bastante longitud, empezamos a notar problemas de erosión hídrica.
Es decir, con el impacto de las lluvias, a pesar de que tenemos siembra directa, veíamos que había arrastre de residuos de suelo hacia los bajos, y nos empezó a preocupar. Justamente en la zona por los mapas que teníamos de escalas que no eran satisfactorias, no teníamos determinado que había peligro de erosión o por lo menos en los últimos 40 años, cuando las lluvias todavía no eran tan importantes como ahora”.
A través del Observatorio Santafesino de Suelos, se reactivó o se actualizó este mapa de la provincia de Santa Fe y “encontramos que en el departamento General López, mejorando la escala, tenemos muchos problemas de erosión, especialmente en las lomas y media lomas. A partir de ahí, por supuesto que había otras cosas colaterales como por ejemplo: si hay erosión no solamente arrastra suelo sino que lleva fósforo o nitrógeno y en los bajos donde se acumula el agua se producen efecto de toxicidad, falta de oxígeno, crecimiento de algas y halófilas, se registra muerte de la vida de las lagunas.
Además, hay algunos trabajos en el INTA que también que indican eso. Entonces pensamos que teníamos que hacer algo y en ese algo empezamos a sistematizar el suelo y a trazar terrazas cultivables, y hoy prácticamente nos queda solamente una muy pequeña parte para terminar, pero básicamente estamos muy conforme con lo que hemos hecho” expreso Pozzi.
Construcción de terrazas
Hay un trabajo técnico donde se genera un mapa del relieve o de isolíneas de altura, en donde se unen los puntos de misma altura y se clavan ciertas estaquitas donde uno las va siguiendo y va conformando una especie de camellones que en total tienen una característica. En la parte de arriba del camellón hay una depresión y en la parte de abajo del camellón hay otra depresión. O sea, “vas arrimando la tierra para formar el camellón y las partes bajas tanto de arriba como de abajo sirven para que el agua de exceso se vaya conduciendo hacia un canal principal. Pero la importancia que tiene esto es cortar la pendiente, cortar la velocidad del agua de escurrimiento, que cada vez es mayor porque la torrencialidad de la lluvia ha aumentado. Entonces, al cortar el agua disminuye la velocidad, la erosión y la cantidad de agua que sale por esas terrazas hacia el canal principal que va a desagotar en alguna depresión propia del mismo campo se tenga controlada” explicó el especialista.
Por supuesto que el canal está empastado de manera que el agua no tome velocidad tampoco dentro del canal, generalmente se hace con pasturas, se hace el año antes de manera que ya esté preparado para las terrazas que vienen y esas terrazas tienen una altura de 40 centímetros, ni se notan en el terreno. Así que prácticamente es algo que a nosotros nos mejoró mucho, son terrazas cultivables y se puede utilizar todo el lote como antes porque hay dos tipos de terrazas, las de base ancha, hay otras de base angosta que son las más viejas que se hacían en la región del Carcarañá, que hoy todavía ya se están transformando en terrazas de base ancha cultivamos vegetación natural o vegetación cultivada, pasturas, de manera que haya corredores biológicos, como para que todo el bicherío natural tenga un sitio como para desplazarse en forma libre.
“Estamos tratando de que haya una relación ambiental entre la productividad del ambiente y que sean amigos” señaló Pozzi.
Costos y beneficios de las terrazas
En cuanto a cuál es el costo de una práctica de estas características, “nosotros tenemos el proyecto que nos costó un quintal de soja, el proyecto técnico, con la medición de las alturas y de hacer toda la sistematización. Después el trabajo lo fuimos haciendo nosotros, que hemos sacado la cuenta con maquinaria propia, una pala de 5 metros y después alguna herramienta de disco como para ir trabajando y arrimando la tierra, otro quintal y medio más de soja.
Es decir, son dos quintales y medio de soja. Aparte tiene una inversión ínfima, cada tanto, hay que hacerle algún ajuste o algún mantenimiento, pero es muy bajo. Por ejemplo, en la zona de la cuenca del Carcarañá, donde también tenemos hecho esos trabajos dentro del grupo CREA, algunas hace 40 años que están y todavía siguen vivas y perfectamente funcionando. Si uno se pone a pensar la cantidad de suelo que se pierde productivo, en nuestro país hay 105 millones de hectáreas con problemas de erosión y prácticamente en los últimos años se ha agravado por el hecho de que ha habido mucho monocultivo y, por supuesto, el cambio que hemos tenido en la historia del clima. Así que yo creo que el punto de vista del costo es ínfimo”.
Finalmente el asesor del CREA se refirió a qué nivel de pendiente justifica la realización de estas prácticas, “para eso hay un modelo que está generado en la FAO y después lo toma el INTA de Paraná, de Oro Verde, donde ellos elaboraron una plataforma en donde puede ingresar ahí y se toman varias cosas, no solamente el valor de la pendiente, que en el caso nuestro es uno y medio 2 por ciento, es decir, cada 100 metros el terreno cae dos metros, sino que además hay otras cosas que se tienen en cuenta, que es la erosividad de las lluvias, la torrencialidad, el tipo de cultivo que uno va a hacer, si va a hacer cobertura todo el año, si hay pasturas, cultivos de servicio, si hay monocultivo. Metiendo todo eso hay un algoritmo matemático que te va diciendo que podés hacer terrazas o no hace falta” finalizó Ricardo Pozzi.
